jueves, 9 de febrero de 2017

Guillem, un alma libre


Hoy os hablaremos acerca de una de nuestras bailarinas favoritas, Sylvie Guillem.

Cuando se nombra Sylvie Guillem surgen diversas opiniones: Una diva, un talento echado a perder, una leyenda. Y es que Guillem es considerada una de las mejores bailarinas de todos lo tiempos. Su gran giro hacia la danza contemporánea fue el punto de mira para el mundo del ballet sin excepción alguna.

Nacida en París en 1965, se formó en gimnasia artística hasta 1966. Un año más tarde ingresó en la École de danse de l’Opera de Paris, y con solo tres años dentro de la escuela, pasó a ser figurante del ballet de la Opera.

Nureyev estaba en ese momento a cargo del ballet, y nombró a Guillem con 19 años etoile de la Ópera de Paris tras su brillante actuación de El lago de los cisnes, del propio Nureyev. Dentro de la compañía interpretó los principales roles de los ballets del momento.

Guillem ha sido musa para muchos coreógrafos y se crearon ballets que fueron protagonizados por ella como In the middle somewhate elevated de Forsythe o Mouvements Rythmes Etudes de Maurice Béjart. Posteriormente, Bejart contará con ella para otras obras.

Siempre tuvo la intención de volar y ver mundo, probar con otros coreógrafos, otros estilos, para así poder completarse como bailarina. Debido a esta iniciativa, la Opera de Paris decidió dejarla marchar, aunque realmente no estaban muy de acuerdo con la decisión de Guillem, por lo que algunos entendidos aseguran que fue echada del mismo ballet.

En 1988 abandona la Opera de Paris y firma con el Royal Ballet de Londres como primera bailarina invitada. Bailó también aquí los principales roles clásicos así como otros papeles principales de ballets más innovadores. Forsythe contó también con ella durante su paso por el Royal Ballet para crear Firstext. Esta compañía le permitió trabajar con otros coreógrafos.
Muchos consideran a Guillem un alma libre de la danza. Paralelamente, mientras el Royal Ballet contaba con ella, la compañía fue mucho más permisiva que la Opera y pudo participar en numerosos festivales de danza y ser invitada en diversas compañías. Poco a poco, Sylvie Guillem ha ido distanciándose de la danza clásica a pesar de que posteriormente volvió a la Opera como artista invitada. Ella misma ha declarado en ocasiones que no echa de menos el ballet clásico y que bajo ningún concepto haría otra vez el lago de los cisnes, es aburrido.

No cabe duda de que Guillem, junto a otros bailarines como Darcey Bussell o Jonathan Cope, rompió con la estética y las líneas de los bailarines que habían. Hasta el momento, en las bailarinas no destacaba sus flexibilidad o empeines, salvo algunos casos como Makarova o Mezentseva. Guillem fue todo un “boom” en este aspecto ya que sus condiciones y líneas eran evidentes y, bajo mi punto de vista, su carrera paralela en la danza contemporánea, han hecho de ella una bailarina que da un toque de peculiaridad  y gracia a la danza clásica.

Como se ha dicho antes, Sylvie Guillem ha sido musa y ha inspirado muchos ballets, especialmente contemporáneos. William Forsythe contó con ella para muchas coreografías y, concretamente In the Middle, Somewath Elevated fue una obra estrenada por Guillem y otros bailarines de la Opera como Isabelle Guerin. También bailó numerosas coreografías de Mats Ek, otro coreógrafo que también le sedujo y contó con su figura para algunos ballets de los cuales destacan: Bye, Wets Woman o Smoke.

Maurice Bejart quizás es el coreógrafo que mantuvo una trato más cercano con ella. Se inspiró en muchas ocasiones en ella y fue invitada en muchas ocasiones a su ballet. Algunas de las coreografías mas emblemáticas que ha representado ella es Bhakti, La Luna o el famoso “Bolero” de Bejart que es considerado una de las obras maestras de su repertorio. Guillem ha mostrado siempre mucho cariño hacia esta coreografía concretamente y se retiró de los escenarios con ella.

De perfección casi inhumana, Guillem es una de las mejores bailarinas de la historia de la danza y, una de las pocas que puede estar considerada tanto en la clásica como en la contemporánea.







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